Pocollita: el paraíso está cerca

Ubicada entre El Alto y Achocalla, Pocollita es una comunidad escondida en un largo cañadón, donde hay miradores naturales y una riqueza sin igual de aves y plantas medicinales

“Poco a poco pierden las fuerzas, no quieren comer y así se van al otro mundo. Se mueren”. Mientras cuenta las leyendas que existen en este cañadón escondido,  Gregorio Quispe mastica algunas hojas de coca, sin dejar de sonreír y sin que su historia pierda interés. En ese momento está sentado en un rincón del Cuarto Oscuro, donde no se tiene que caminar de noche, pero se puede disfrutar de día, en una ruta paradisiaca entre El Alto y Achocalla.

La referencia más fácil para ubicar el inicio de la ruta es la Estación Terrena de Amachuma, que se puede ver desde cualquier parte de la urbe alteña. Visto de lejos da la sensación de que, además de la estructura que dirige el satélite Túpac Katari, no existe nada más que tierra inhóspita. Estamos equivocados.

También estamos equivocados al pensar que El Alto carece de atractivos, pues alberga al menos 18 sitios turísticos, desde la feria 16 de Julio, pasando por el nevado Huayna Potosí, hasta otros hermosos sitios naturales. Uno de ellos es Amachuma, que lleva a Pocollita, un pueblo escondido en Achocalla.

El inicio está en la última parada de la línea Morada del Teleférico, en la avenida 6 de Marzo, que lleva hacia el departamento de Oruro. Después de 10 minutos de recorrido en vehículo se avistan las enormes antenas de la estación terrena. Entonces, la emoción aumenta, al saber que la caminata comenzará dentro de poco.

El coche se detiene en Amachuma, una comunidad del distrito 10 alteño, cuyos pobladores se dedican a la agricultura y a la ganadería. Ahí, la planicie está cortada por una quebrada, que hace de este terreno un enorme mirador de la Cordillera Real.

El viento es más intenso de lo acostumbrado, aunque no deja de ser agradable, más aún tomando en cuenta que hay cielo despejado y sol intenso. Desde ahí comienza la aventura, ya que el guía solicita caminar con calma y guardar silencio, porque hay que ver vizcachas (Lagidium viscacia).

Con mucho sigilo, cada uno de los visitantes avanza en cuclillas, con el viento y las pisadas en el pasto seco como único sonido. El premio llega al instante, pues a unos 20 metros se vislumbra la figura de un par de estos roedores de cola ancha.

Hay que mirar con detenimiento cada rincón de esta quebrada, debido a que las vizcachas se mimetizan con el lugar. Un pequeño movimiento hace dar cuenta que no sólo hay dos ejemplares, sino otros más, que, en este día de suerte, pareciera que esperan ser fotografiados.

Para algunos, este espectáculo natural sería suficiente para completar una ruta turística, pero apenas es el comienzo, tomando en cuenta que hay que descender desde los 3.900 msnm de Amachuma hasta los 3.600 de Pocollita.

Desde ahí se observa una extensa quebrada, que parece perderse en el horizonte. El guía extiende el brazo y señala al final, para informar que allá, a lo lejos, es el final de la ruta.

Antes del descenso, el guía se detiene en el inicio del recorrido, donde reúne a los caminantes para ch’allar con alcohol, con el fin de que los achachilas dejen ingresar a este territorio misterioso. De manera paralela, cada uno escoge cuatro hojas de coca, las junta con ambas manos y sopla a los cuatro puntos cardinales, para solicitar la protección del Illimani, Huayna Potosí, el lago Titicaca y el Sajama, los seres telúricos que protegerán esta aventura.

En menos de cinco minutos de caminata, el viento intenso ha desaparecido y un calor seco pero agradable se apodera del cuerpo, mientras los ojos no dejan de moverse de un lado a otro para admirar el paisaje, un extenso cañadón de formaciones que terminan en pico y que se formaron en miles de años, ya sea por las lluvias, el sol o el viento, o por los tres fenómenos juntos. En miles de años.

En esta caminata es preciso mirar a todos lados, porque el intenso aroma a plantas invita a observar el suelo y preguntar qué variedades existen —desde los interesantes zapatitos hasta q’oa—, mientras que en el cielo se disfruta el vuelo constante de alkamaris o Marías (Phalcoboenus megalopterus), kili kilis (Falco sparverius), alguna dormilona nuquirroja (Muscisaxicola rufivertex) o gallinazos (Cathartes aura). Un espectáculo por donde se dirija la vista. El premio, al final de la ruta, son los colibríes.

¿Qué significa Pocollita? Este territorio seco, que forma parte del valle interandino, alberga gran cantidad de puq’i (voz aymara pronunciada como poq’e), tierra fina que antaño servía para limpiar las ollas de aluminio.

A partir de ahí, otro elemento natural acompaña, hasta el final, el recorrido, se trata del río Milliri, que, según la explicación del guía, es una vertiente que viene desde el lago Titicaca.

La caminata continúa por unos senderos angostos, pero todo se compensa con las aves que se ven en el cielo y con las formaciones que hay en el cañadón, con cuevas que parecen lleva a algún lugar misterioso.

Después de unas horas de paseo agradable se lleva a Pocollita, comunidad perteneciente al municipio de Achocalla, donde viven casi 70 personas. Los caminantes descansan en el patio de una de las casas de adobe y techo de calamina, adonde Modesta Choque llega con un aguayo y un balde.

Mientras se desarrolla una charla amena, Modesta sirve una sopa de triguillo, el plato indicado para empezar a reponer energías. “No caminamos de noche porque es oscuro y podemos caer en uno de los barrancos”, dice la mujer de blusa floreada, pollera café, sombrero claro y sonrisa sincera.

“Todo lo que están comiendo los producimos aquí”, afirma con orgullo y tiene razón, ya que en estas tierras se produce papa, cebolla, repollo, lechuga, haba, cebada, avena, trigo, arveja y quinua, especialmente.

Un ejemplo de ello está en un atado pequeño, que cada visitante recibe después de tomar su sopa. Al desatarlo, cada uno ve con sorpresa y agrado que se trata de un fiambre compuesto por haba, papa, chuño, queso y tortilla, acompañado por un platillo de llajua que desaparece en pocos minutos.

Luego de un breve descanso y la observación de colibríes, el itinerario lleva más abajo, a un cañadón estrecho, donde habitan los sajras (demonios). Don Gregorio aparece antes de ingresar a este espacio estrecho.

Con una chompa deportiva que tiene el escudo del Gremio brasileño, pantalón plomo y abarcas bien utilizadas, una gorra negra, un saquillo atado a la cintura y un hacha, el anfitrión comienza por hablar del Cuarto Oscuro (Chamak’uta), un lugar estrecho adonde apenas llegan los rayos del sol.

Según cuenta, por ahí suele aparece un sajra con forma de ave, que vuela para hallar a una persona enferma, con el fin de llevarse su ajayu. “Poco a poco pierden las fuerzas, no quieren comer y así se van al otro mundo. Se mueren”, asegura.

Camina despacio y sin dejar de contar leyendas, como que, a las seis de la tarde, este espacio se oscurece completamente, por lo que es necesario encender una linterna. “Este lugar es un sajrani. Los tíos vivían aquí, los tíos malos, las aves malas. Cuando la gente pasaba por aquí, borracha o para dormir, se levantaba enferma”.

De acuerdo con su explicación, las personas ebrias que pasan por el Cuarto Oscuro suelen alucinar con un edificio grande, donde una bella mujer los espera para descansar. Al día siguiente, la víctima despierta en un hueco de tierra, de donde se suele levantar con mucho cansancio.

“En ese momento puede lamentarse, porque está sin ganas, con el cuerpo dañado, sin ajayu. Se puede enfermar poco a poco”, dice Gregorio, quien recomienda que de inmediato se debe visitar a un yatiri para sacrificar un animal, para cambiar su mala suerte y salvar la vida.

Ahí también, algunos músicos dejan afinar sus guitarras o mandolinas con el sirinu. Resulta que en las noches apoyan sus instrumentos musicales en uno de los rincones. Entonces esperan a que el viento (sajta) interprete bellas canciones.

En ese momento, los músicos lanzan una lata para espantar al espíritu. Cuando vuelven, “la guitarra o mandolina de por sí llora, es bien lindo”. Este pacto tiene una condición: el músico puede tocar sus mejores canciones, pero no puede embriagarse, porque se le aparecerá una mujer bella, que lo llevará al Cuarto Oscuro para quedarse con su ajayu.

Es momento de retornar porque la oscuridad se apodera de este lugar, pese a que afuera hay un sol intenso. La caminata de subida es más corta, ya que un vehículo aguarda cerca de la casa de doña Modesta, que espera sonriente que más gente conozca este rincón alejado de la vorágine de las ciudades, donde las aves vuelan sin temor, tal vez porque hay sajras que cuidan este paraíso del valle interandino.

¿Con deseo de más?

Para disfrutar de la experiencia de Pocollita, la agencia Turismo El Alto ofrece el paquete de un día completo, que incluye la observación de vizcachas, fotografías en al menos cuatro miradores, avistamiento de aves y explicación de la flora, almuerzo tradicional, visita a El Cuarto Oscuro (Ch’amakuta), con todas las medidas de seguridad y de bioseguridad, k’oa a la Pachamama y recuerdos de la visita.

El punto de partida es la avenida 6 de Marzo, entre las calles 1 y 2 (frente a Infocal), a las ocho de la mañana. El retorno está programado para las cinco de la tarde.

El paquete, que está disponible todos los domingos, tiene un precio promocional de 99 bolivianos para quienes mencionen el blog Marco Vínculos.

Para reservaciones o preguntas, llamar a los teléfonos 69940021 y 78770103, o en la oficina central, ubicada en la calle Montevideo Nº 188, casi esquina Capitán Ravelo (a dos cuadras de la UMSA).

Texto: Marco Fernández Ríos (78882793)

Fotos y videos: Mauricio Aguilar, Mariela Medina y Marco Fernández Ríos

Cuidado de edición: Escriteca (70563637)

Este material contiene información elaborada exclusivamente para Marco Vínculos. Queda terminantemente prohibida la reproducción total o parcial de este material sin la previa autorización del autor. Gracias por la comprensión.

¿Una copa perdida del Bolívar en la 16 de Julio?

Al parecer, el trofeo es el último de un tetracampeonato que logró el equipo celeste entre 1938 y 1942, en la entonces Asociación de Fútbol de La Paz

No importa si es domingo o jueves. Lo importante es que es día de feria en la 16 de Julio, en El Alto. Temprano, cuando las nubes tímidas de a poco se disipan en la hoyada paceña y la gente se ubica de a poco en sus puestos de venta, Gary camina en busca de lo que llama reliquias, en un lugar donde se puede encontrar desde un juego de agujas, partes de aviones, algún carro bombero o una copa del Bolívar.

“Me parece que he sido bendecido al nacer cerca del riel”, comenta Gary Chambi Rojas, un ingeniero electrónico especializado en telecomunicaciones que tiene al coleccionismo como otra afición en su vida, gracias a que vive en la avenida Panorámica, uno de los lugares más visitados en el Jach’a Qhatu (del aymara, que significa gran mercado).

Fue ahí donde este alteño de 39 años comenzó su afición como coleccionista de objetos antiguos. Inició a los 10 años, con una zampoña de piedra, de la cultura tiwanacota, que le costó 30 bolivianos, y continuó con relojes, monedas, discos de vinilo y libros únicos, como textos en latín del siglo XVIII.

“Antes salía más temprano, para encontrar buenos objetos, pero ya no hay tanto para ‘cazar’. Lo que quieres encontrar ahora lo hallas a partir de las nueve de la mañana. No temprano”, recomienda el cazador de objetos antiguos.

Uno de aquellos domingos, Gary caminaba junto con su amigo Juan Carlos Calle con el objetivo de encontrar alguna reliquia, que se suelen esconder entre chiwiñas (parasoles tradicionales hechos con unas barras de metal y una bolsa plástica) y puestos en el suelo.

Aquella caminata los llevó a la Calle de la Basura, una vía que se encuentra en el límite mismo entre La Paz y El Alto, donde múltiples productos, como máquinas electrónicas descompuestas, cigarrillos de contrabando, botellas de vidrio y DVD con películas de estreno.

En esa vía atosigada por compradores en potencia, Carlos se dio cuenta de que había un puesto con varios trofeos a la venta. En esta clase de pasatiempos —explica Gary—, un ojo entrenado puede encontrar alguna joya. Carlos pensó que se trataba de un objeto de plata. Gary dictaminó que era una aleación de bronce con una película de plata. Al analizarlo con detenimiento, vio que la copa tenía una inscripción interesante:

La Paz Foot Ball Association

Campeonato oficial

1° División

“Bolívar”

Campeón 1942

“Aliados y alemanes lucha en las cercanías de Bizerta”, “Desalojaremos al Ejército japonés de Filipinas”, “Continúa el avance británico sobre el puerto de Bengasi”. “Las fuerzas aliadas y germanas entraron en contacto cerca de Bizerta”, “Con renovado brío atacan los alemanes Stalingrado” eran los principales titulares de los periódicos La Razón y El Diario el lejano lunes 16 de noviembre de 1942.

Con la invasión del Ejército alemán a Polonia, el 1 de septiembre de 1939, inició la Segunda Guerra Mundial. Para el penúltimo mes de 1942, las fuerzas estadounidenses evitaban el avance japonés, mientras que las tropas soviéticas contraatacaban y avanzaban hacia Hungría y Rumania, en desmedro de las fuerzas nazis.

En aquel contexto, poco o nada influían las actividades deportivas, con excepción cercana de las corridas de toros, que para entonces eran muy publicitadas. La última página de La Razón y El Diario cuentan un poco de la final del campeonato de fútbol paceño.

“En la tarde de ayer, en el Estadio de La Paz, se llevó a efecto el último encuentro del campeonato de fútbol llamado ‘de honor’, convocado por la asociación departamental de este deporte, como una competencia de estímulo, ya que fue dividido en dos ruedas, interviniendo en la primera los cuatro primeros de la serie oficial y en la otra los cuatros perdedores”, inicia La Razón la nota que titula: “Bolívar se clasificó campeón del certamen”.

“Ante reducido número de espectadores para tratarse de un final de campeonato, jugaron ayer, en el Estadio de La Paz, Bolívar y Atlético La Paz (…). A las órdenes del árbitro Froilán Pinilla, los equipos alinearon; Bolívar: Lema, N. Rojas y H. Rojas, Gutierrez, Terrazas y Pantoja; De la Riva, Romero, Orosco, Carrasco y Plaza. Atlético La Paz: Masuelos; Vera y Paredes, Ordóñez, Moya y Gutiérrez, García Viscarra, O. Vera, Vásquez y Carpio”, informaba El Diario.

De acuerdo con el resumen del partido, ambos equipos mostraron empeño para lograr la victoria, aunque los “funerarios” tenían más deseos de ganar, Bolívar abrió el marcador en el primer tiempo. A los 20 minutos del complemento, los “negros” obtienen el empate a través de Mollinedo, que ingresó en lugar de Viscarra.

Terrazas, con un fuerte remate de larga distancia; Plaza, con un cabezazo, y Garzón determinaron que el partido concluyera 4-1 en favor de los celestes. “De esta manera, Bolívar ha ganado merecidamente el Campeonato de Honor”, indica El Diario.

Ser un coleccionista de objetos antiguos implica tener algún método. En el caso de Gary, después de que adquiere alguna reliquia, de inmediato inicia el proceso de investigación, para conocer el origen y algunos datos curiosos.

“Como no daban interés a estos campeonatos, seguramente lo depositaron en almacenes, de donde se va perdiendo poco a poco”, afirma el coleccionista, quien buscó datos en internet y en hemerotecas.

Guardada en una vitrina restaurada, la copa de Bolívar es motivo de charla entre amigos y familiares, a quienes les brillan los ojos al ver un posible galardón del equipo de sus amores. Entonces, empiezan a recapitular cómo era el fútbol de antes, a recordar a jugadores emblemáticos y, también, afirmar que este trofeo es importante, porque, al parecer, se trata del último de un tetracampeonato.

“He intentado una vez acercarme a los dirigentes de Bolívar, pero hasta ahí me he quedado. No he querido ahondar más porque tal vez puede haber malos entendidos”, explica el ingeniero electrónico.

El trabajo de confirmación es complicado, ya que, hasta el cierre de esta edición (23.30 del domingo 11 de abril), ningún dirigente o exdirigente del club aceptó responder el requerimiento de los periodistas.

Después de pensarlo mucho, Gary decidió mostrar su copa no sólo a sus amigos y familiares, sino también a la población, porque “es necesario dar valor a lo que se tiene, porque si lo dejas ahí quedará en el olvido”.

Para la producción fotográfica, el coleccionista saca el trofeo a la feria donde lo encontró. Casi de inmediato se acercan las personas, quienes miran con curiosidad de qué se trata. Preguntan y ven con detenimiento la inscripción. En algunos casos también observan el código que hay en la base (BOL.1.08.03.057 – 56-1942), un dato que hace pensar que, tal vez, esta copa que estaba escondida en un rincón de la Feria 16 de Julio —la más grande de Sudamérica— se trata de una verdadera reliquia del Bolívar.

Texto: Marco Fernández Ríos (78882793)

Fotos: Marco Aguilar

Haikus para luchar contra el tráfico de animales

WCS convoca a la población a elaborar este tipo de poemas japoneses para hacer tomar conciencia de la importancia de la biodiversidad

Dios del monte

tu rugido asombra

mítico jaguar

(Homero Carvalho)

Bolivia tiene el privilegio de ser uno de los 15 países megadiversos del planeta. Por ejemplo, el territorio alberga 1.100 especies de peces, 1.438 de aves, 386 de reptiles, 284 de anfibios y 432 especies de mamíferos. Muchas de ellas son endémicas, es decir que sólo habitan en la nación.

No obstante, la bendición que nos da la naturaleza está contrapuesta con el tráfico de vida silvestre, que pone en riesgo nuestra riqueza, ya que si continúa esta práctica ilegal, especies de fauna y flora pueden desaparecer para siempre.

Con el objetivo de hacer tomar conciencia a la población acerca de la importancia del cuidado del medio ambiente, Wildlife Conservation Society (WCS Bolivia) —fundación que se dedica a la conservación de la vida y paisajes naturales— lleva a cabo la campaña “Haikus contra el tráfico de vida silvestre”.

El haiku es uno de los estilos más hermosos de la literatura japonesa, que consiste en la elaboración de un poema corto de 17 sílabas, distribuidas en tres versos, con un patrón de 5-7-5 sílabas por línea.

Surgió como género literario en el siglo XV y tiene como protagonista a la naturaleza, con pensamientos que se enlazan con la nostalgia, humor e incluso con elementos religiosos, procedentes de la sabiduría zen.

Vuela alto

parabá frente roja

cielo libre

(Homero Carvalho)

La lucha contra el tráfico de especies es dura y no basta con el trabajo que están desarrollando las autoridades del Estado. Por esa razón, WCS pretende sensibilizar de la importancia de luchar contra el traslado y comercio ilegales de fauna y flora.

“Sin un esfuerzo multisectorial comprometido para detener el tráfico, cientos de especies podrían desaparecer para siempre. Aún hay esperanza, pero debemos empezar por uno mismo”, indica parte de la nota de prensa de la organización medioambientalista.

Como parte de la Alianza por la Fauna Silvestre y los Bosques —financiada por la Unión Europea— surgió esta campaña, que convoca a poetas, escritores y población en general a que se conviertan en aliados de la protección de la biodiversidad.

El desafío es que los escritores busquen información sobre las especies que están amenazadas por el comercio ilegal, se inspiren y creen haikus para conseguir que la población tome conciencia de la importancia de la naturaleza en nuestras vidas.

Para formar parte de esta campaña, la persona interesada debe escribir los haikus que prefieran en alguno de los post de WCS, con el hashtag #haikuscontraeltraficodevidasilvestre, o enviar la obra al muro de WCS Bolivia en Facebook.

Como parte de la conmemoración del Día de la Biodiversidad Biológica, los haikus serán difundidos el 22 de abril, en las redes sociales de la organización.

Pueblos selva

árboles mujeres

hombres jaguares

(Homero Carvalho)

Texto: Marco Fernández Ríos (78882793)

Fotos: WCS Bolivia

Skyrunning, hasta los 5.435 metros del Chacaltaya

Más de 140 corredores aceptaron el desafío de correr a través de un camino empinado, con rocas, nieve, bajas temperaturas y frío, en uno de los cerros de la cordillera de los Andes

Un competidor pasa por la parte más alta del Chacaltaya, durante el skyrunning. Foto: Marco Fernández Ríos.

A los 4.576 msnm del mirador Jilarata, con luz tenue y un viento intenso que no hace prever que va a nevar, Lourdes Aquino calienta para correr 33 kilómetros de tierra, rocas y nieve. Con un pantalón y rompevientos negros, hace estiramiento de piernas y calentamiento en el sector donde bifurcan dos caminos: uno que lleva al imponente Huayna Potosí y otro que transporta al enigmático Chacaltaya, adonde ella y otros 143 corredores subieron como desafío a la naturaleza y a ellos mismos.

Resumen del Skyrunning Chacaltaya 2021 (Mauricio Aguilar)

Desde 2016 que Skyrunning Bolivia —organización deportiva afiliada a la Federación Boliviana de Ski y Andinismo (Febsa)— lleva a cabo competencias en las que no sólo se trata de correr, sino también bajar y subir cerros, escalar, llegar a alturas considerables y retar las inclemencias del tiempo.

Hace cinco años empezaron con una competencia entre Milluni (distrito 13 de El Alto) y el cerro Charquini. Luego continuaron con el Pico Austria, Sajama, Sorata y con Chacaltaya, que para Ragna Debats, campeona mundial de trail 2018, es un verdadero skyrunning.

“Antes eran 20 kilómetros, pero desde hace tres años que ampliamos a 33 kilómetros”, informa Paolo Choque, director de Skyrunning Bolivia, quien después enciende el altavoz con el fin de convocar a los corredores para iniciar el reto deportivo.

Con delegaciones provenientes de La Paz, Oruro, Cochabamba, Santa Cruz, Tarija, además de Francia y otros países, el Skyrunning Chacaltaya de este año —la primera carrera del calendario anual— se dividió en tres categorías: ocho kilómetros (promocional), 18 kilómetros (juvenil) y 33 kilómetros (válido para el campeonato, que permite representar al país en torneos internacionales).

“Lo más importante de esta actividad es que es beneficioso para la salud, lo digo por experiencia, porque te sientes más fuerte para soportar más tipos de retos”, comenta Lourdes, quien añade que empezó a correr bajo el influjo de su padre (Juan de Dios Aquino), un pionero en carreras por montaña.

Con la asistencia de vecinos de Milluni y de Lidia Huayllas, concejala electa de la urbe alteña, los 40 competidores de 33 kilómetros se ubican detrás de la cinta de partida. Con la cuenta regresiva dicha al unísono y el ¡arranquen!, un bloque avanza hacia los 5.435 de la cima del Chacaltaya.

Al ver el horizonte, da la impresión de que montaña está lejana. Por ello, pareciera inverosímil que estos deportistas logren la hazaña de llegar, al menos, a la mitad del recorrido, ya que después de pasar por un camino plano, en las faldas del cerro aparece una vía ascendente que se mezcla con piedras oscuras y filosas.

Hace un par de décadas, el Chacaltaya se ufanaba de ser el campo de esquí más alto del mundo. Por ello llegaban esquiadores de todas partes del orbe, lo que posibilitó que construyeran un funicular y un refugio.

Como consecuencia del calentamiento global, la nieve desapareció poco a poco, hasta que —a inicios de los años 90— el manto blanco dejó de cubrir esta montaña de la Cordillera de los Andes. No obstante, ha nevado en las recientes semanas, por lo que da la impresión de que este cerro hubiera recuperado su esplendor.

Cuanto más avanzan, el bloque de deportistas se va separando. Los más rápidos y resistentes se ubican adelante, mientras los otros no cejan en su intento por también llegar a la meta. La primera parte es subir un camino ondulante, que por momentos se interrumpe por nieve resplandeciente. Lo que para la mayoría sería una ascensión de horas, para estos guerreros es —o parece— una etapa fácil de lograr.

Resumen del Skyrunning Chacaltaya 2021 (Marco Fernández Ríos)

“Nuestra expectativa es que más gente se anime a correr en montaña. Queremos que no le tengan miedo a la montaña”, sostiene Choque. En esta etapa, al ver el paisaje que rodea la carrera, no quedan dudas de que más personas se animarían a engrosar la lista de competidores del skyrunning.

“Para mí, correr es el mejor deporte porque tienes libertad de acción de rutas, es económico, ya que sólo necesitas un par de tenis”, asegura Juan José Chávez, un ingeniero electrónico que, agobiado por el estrés laboral, comenzó con dos cuadras, continuó con cuatro, “de repente estaba corriendo dos kilómetros y sin darme cuenta hice más de 15 kilómetros”.

Cuesta mucho respirar cuando se asciende más de los 5.000 msnm, aunque como premio obtienen una vista privilegiada de nevados, lagunas y gran parte de La Paz y El Alto. La otra recompensa del esfuerzo físico es llegar al refugio, que tiene como vecinos una pirámide de metal y vidrio, además de una infraestructura antigua que ahora protege el mecanismo que hacía funcionar el funicular.

A pesar de ser una subida pronunciada, los competidores avanzan rápido y de repente se encuentran en la parte superior de uno de los picos del Chacaltaya. Es innegable sentir alegría al observar nieve en la montaña, esta mañana del 27 de marzo.

“En la cima se siente un ambiente único, es indescriptible, es como estar en el cielo. Me encanta experimentar ese tipo de sensaciones”, confiesa Lourdes, quien a pesar de su cansancio no deja de mostrar una sonrisa de satisfacción.

Como ocurre en varias etapas de la carrera, en la parte superior hay un equipo del Grupo de Rescate en Montaña Bolivia (GREM) que vigila que cada integrante de la competición se encuentre en buenas condiciones.

Lo que parece la cúspide es apenas el comienzo de los más de 5.400 msnm. Luego de pasar el punto de control, los corredores deben guiarse por unas banderillas rojas. En ese espacio no hay más sonido que el viento, que mueve la neblina para cubrir todo el cielo.

“Es una conexión con la montaña que no la encuentras en la ciudad. Tienes que estar en una cima para tener esa experiencia”, sostiene Yessica Vera, líder del club Jukumari Runners y una de las principales representantes de esta disciplina.

Al contrario de lo que se piensa, en la cima hay subidas y bajadas, donde los competidores dejan de correr para trepar o descender con cuidado, con tal de seguir avanzando, por entre rocas, piedras y nieve.

“Mi motivación es mi familia. Mi familia, mis niños, mi esposo, ellos. Siempre los imagino esperándome en la meta. Por eso tengo que lograrlo”, afirma Pamela Cusicanqui, una de las primeras competidoras en atravesar la parte más alta de la carrera.

Otro estímulo para continuar es el fondo, un cerro bañado con nieve, con el cielo completamente blanco. ¿Vale la pena? “¡Claro que vale la pena. Siempre!”, dice Juan José, quien da la impresión de haber empezado a correr en el cerro, pues además de su paso raudo, luce una sonrisa de satisfacción que sólo puede otorgar estar a esa altura.

“Siempre digo que mi mayor pelea va a ser contra el tiempo. Mi mentalidad ahora era ir y ganar”, comenta Fredy León, quien comenzó a correr a los 16 años, en competencias callejeras de cinco a 10 kilómetros. En esta ocasión, a sus 22 años, se convirtió en una especie de chasqui, que completó los 33 kilómetros en tres horas, 24 minutos y 25 segundos, récord en esta clase de pruebas.

Con una lluvia tenue, temperatura muy baja y barro que se queda en las zapatillas, cada uno de los corredores cruza la meta ubicada en Milluni. “Cruzar la meta significa muchas cosas, es cumplir un reto, haber pasado obstáculos. En la meta hay gente que te quiere y que quieres. La sensación de pasar la meta es muy linda”, dice Cristina Copa, primer lugar en los 33 kilómetros, categoría femenina.

Cada vez que algún corredor se acerca al final del recorrido, una campana lo hace saber al público, que aplaude cada llegada y cada abrazo que reciben de amigos o familiares, en un desafío a más de 5.000 msnm, donde siempre estará el hermoso Chacaltaya.

Los ganadores del Skyrunning Chacaltaya 2021

El sábado 27 de marzo se llevó a cabo el Skyrunning Chacaltaya. Con la participación de más de 140 competidores y la organización de Skyrunning Bolivia, ésta es la lista de los primeros puestos en las categorías 33 kilómetros, 18 kilómetros y ocho kilómetros:

Categoría 33K (varones)

  1. Fredy León Mamani (03:24:25)
  2. Javier Huanca Apaza (04:01:23)
  3. Ramiro Loza Herrera (04:03:35)

Categoría 33K (damas)

  1. Cristina Copa Zárate (05:03:41)
  2. Pamela Cusicanqui Olivares (05:17:56)
  3. Esperanza Callisaya Quispe (05:31:25)

Categoría 18K (varones)

  1. Milton Yujra Solares (01:47:35)
  2. Ronal Mullisaca Machaca (01:48:08)
  3. Rodrigo Botetano Aliaga (01:48:17)

Categoría 18K (damas)

  1. Carolina Sánchez Orihuela (02:33:08)
  2. Noemí Huanca Sosa (02:33:38)
  3. Esperanza Cruz Mollo (02:44:33)

Categoría 8K (varones)

  1. Ángel Rivera Roque (00:54:03)
  2. Danny Terán Ferrufino (00:54:36)
  3. Jhomar Blanco Zambrana (00:58:36)

Categoría 8K (damas)

  1. Cecilia Mamani Guaraya (01:07:54)
  2. Daysi Saavedra Mejía (01:08:22)
  3. Isabel Peñaloza Ortiz (01:10:48)

Texto y videos: Marco Fernández Ríos (78882793)

Fotos: Marco Aguilar, Josué Cortéz y Marco Fernández

Fotos : Mauricio Aguilar y Marco Fernández